Y él le dijo:
Ayer, tan solo ayer, andaba quizá despistado, o desinflado, entre cansado y disperso, sumido en otras cosas que ahora no te sabría contar, cuando de repente apareció esta mar…indomita, casi infinita, insobornable y creciente , que me llenaba de sus espumas y de sus ganas de volar…y así, en esta rizada orilla de piedras, verdeante en la bajamar y azul verdosa en la pleamar…en este balcón tan abierto a La Luz de la vida, fuera como si…todo empezara a cambiar…y ahora, escucha por favor…escucha la fuerza de esta mar!!!